ARGENTINA. En el competitivo mundo laboral, Santiago Hanza (25) oriundo de Wanda, Misiones, corre con desventaja. Pero eso no representa un impedimento para él porque, según afirmó, “afronto al trabajo y mi situación como un desafío para enfrentar y superar la barrera comunicacional”.
El joven trabajador nació con audición normal pero una enfermedad le causó la
sordera a los casi 2 años de edad. Aprendió a hablar luego de 12 forzosos años
de fonoaudiología. Tiene un implante coclear que le permite escuchar a muy
corta distancia, aprendió a leer los labios y maneja la Lengua de Señas
Argentina (LSA). Estudió en una escuela especial y una escuela común en
simultáneo. Actualmente es alumno de la Tecnicatura Universitaria en Lengua de
Señas Argentina y trabaja en las oficinas del Sube Misionero, para la empresa
de Servicios Urbanos, en el Posadas Plaza Shopping.
No fue fácil el camino y muchas puertas se le cerraron sin explicación alguna,
dejando en evidencia la discriminación constante que siguen sufriendo las
personas con discapacidad.
Tampoco le resulta sencillo desempeñarse en una oficina de atención al cliente,
esa típica ventanilla que amerita el diálogo obligatorio. Sin embargo,
gracias a su esfuerzo constante y al curioso cartel que pegó en la ventanilla
de su oficina, para que los clientes que se acerquen a cargar la Sube tengan
consideración y se expresen con paciencia, trabaja cómodo y se siente incluido.
“Puse el cartelito para que los clientes sepan que soy sordo, de manera que me
entiendan y tengan un poquito más de paciencia. Porque nos podemos comunicar,
sólo hay que buscar la forma de socializar. Hay muchas formas de comunicarnos
con los demás, no solamente hablando y lo más importante para los humanos es
aprender a conectarnos”, manifestó expresó en diálogo con el diario local El Territorio.
Y agregó: “Me llevó tiempo enseñarles a los clientes que los sordos percibimos
visualmente. Nuestros oídos son los ojos, porque mirando las señas o incluso
leyendo los labios, muchas veces entendemos lo que nos quieren decir. Hay
muchas formas de comunicar, y es importante recalcarlo”.
El joven trabajador se mostró agradecido con sus compañeros, que aprendieron a
utilizar algunas señas para comunicarse rápidamente con él. También recordó el
apoyo y acompañamiento de su familia: “Me incentivaron y estimularon desde
siempre. Hoy soy fuerte e independiente gracias a eso”.
“Quiero valerme por mí mismo, porque es posible, porque sé que puedo llegar a
donde quiera”, concluyó el joven.