Inglaterra.- El caso fue registrado en el barrio londinense de Brackenbury Village, cuando una mujer se dio cuenta de que su gato se ausentaba mucho, por lo que decidió hacer una investigación, y confirmó que su vecina alimentaba y cuidaba a su mascota como si fuera suya.
Fue entonces cuando Jackie Hall, de 56 años, denunció ante un juez a su vecina por alimentar y cuidar a su gato, ya que este animal tenía una ‘doble vida’.
A pesar de que la demanda le costó más de 26 mil dólares, la mujer no dudó en buscar justicia ante el ‘robo’ de su felino
El protagonista de la insólita disputa legal fue un animal llamado Ozzy, un gato gris y blanco de raza Maine Coon.
Su dueña se percató de sus ausencias y de que regresaba a la vivienda con collares distintos a los que ella le colocaba, así que le colocó un collar con GPS para rastrearlo. Pronto descubrieron la vida secreta de Ozzy, quien pasaba las horas en la casa ajena.
Un largo juicio
La vecina, Nicola Lesbirel, no solo alimentaba a Ozzy, sino que también lo había llevado al veterinario, lo cuidaba y hasta le había colocado un collar donde figuraba su número de teléfono en caso de pérdida.
Esta situación provocó que Jackie Hall iniciará una batalla legal en 2015, la cual se extendería por cuatro largos años.
La demanda contra Lesbirel solicitaba no alimentar ni cuidar más al gato. También pedía botarlo del territorio de la vecina cada vez que este se acercara.
Esta se defendió diciendo que no hacía nada malo, y se justificó argumentando que la mascota “era muy cariñosa” y que sentía “apego” por su casa.
Luego de años de planteos judiciales y el pago de más de 26 mil dólares a los respectivos abogados, el caso se resolvió antes de llegar al juicio.
Finalmente llegaron a un acuerdo legal vinculante antes de Navidad, por el cual la vecina aceptó limitar sus interacciones con el animal.