BRASIL. La marcha fue convocada en más de 70 ciudades por la organización Vem Pra Rua, que en 2016 fue muy activa en las protestas que precedieron la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff.
Grupos de seguidores del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, salieron a la calle en varias ciudades del país este sábado, en protesta por una decisión de la Justicia que le devolvió la libertad al ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
La manifestación más numerosa ocurrió en la avenida Paulista de Sao Paulo, la ciudad más poblada del país, en la que cientos de personas se concentraron para expresar su malestar con la decisión que sacó de la cárcel a quien calificaron de “ladrón”.
Sin embargo, en la mayoría de las ciudades en que se registraron protestas este sábado, apenas unas decenas de personas respaldaron las manifestaciones contra la liberación de Lula.
Cantando “Lula ladrón”, los manifestantes también defendieron al ministro de Justicia, Sergio Moro, quien antes de sumarse al gobierno de Jair Bolsonaro fue el juez que llevó a la cárcel a Lula y es visto como un símbolo de la lucha anticorrupción al frente de la Operación Lava Jato.
“En Moro confiamos”, decía en inglés una pancarta, en la que se veía al ex juez vestido de superhéroe.
Preso desde abril de 2018, el ex mandatario pagaba una condena de más de 8 años por corrupción pasiva y lavado de activos, pero fue liberado el viernes por la tarde al acogerse a un fallo de la Corte Suprema que prohibió la prisión hasta que no se agoten todos los recursos en la justicia.
Esa decisión obligará a revisar las sentencias de casi 5.000 presos. No todos ellos, sin embargo, serán liberados, porque los casos de mayor peligrosidad tendrán dictada prisión preventiva.
En las afueras de Sao Paulo, Lula congregó a su vez a miles de seguidores para denunciar las políticas de Bolsonaro y decirse víctima de un juicio sesgado con motivaciones políticas.
Sobre Lula sigue pesando una condena a ocho años por corrupción, ratificada ya en tres instancias, pero todavía le resta un recurso pendiente, lo cual lo encuadró en una decisión de la Corte Suprema, según la cual una persona sólo puede ir a prisión una vez que acabe por completo el proceso de apelaciones.
Bolsonaro, líder de una ultraderecha que creció en el país al calor de los escándalos de corrupción ocurridos en las gestiones de Lula y Rousseff, había mantenido hasta ahora un discreto silencio sobre la libertad del antiguo sindical, pero lo rompió este sábado.
“Está suelto, pero con todos sus crímenes sobre la espalda”, dijo Bolsonaro, quien apuntó que “la mayoría del pueblo brasileño es honesto, trabajador” y “no va a dar espacio para contemporizar con presidiarios”.
Antes, había publicado un mensaje en sus redes sociales, en el que había aludió a la liberación del ex mandatario.
“Iniciamos hace pocos meses una nueva fase de la recuperación de Brasil y ese no es un proceso rápido, aunque avanzamos con hechos. No le dé munición al canalla, que está momentáneamente libre, pero cargado de culpa”, escribió Bolsonaro desde su cuenta oficial de Twitter.