RUMANIA. En el pueblo de Costeti, un extraño fenómeno natural se convirtió en un atractivo tanto para científicos como para turistas: las piedras vivas.
Denominadas “Trovants” por los pobladores (“piedras que crecen” en rumano), y fueron declaradas monumento de la humanidad por la Unesco
De acuerdo a los especialistas, las rocas tendrían una antigüedad de 6 millones de años y habrían comenzado como pedregullo, hasta alcanzar los 10 metros, como sucede en algunos casos.
Sin embargo, este proceso no es rápido, al contrario, especulan que tardan mil años en crecer entre 4 y 5 centímetros.
Luego de diferentes análisis, se desarrollaron diferentes teorías con respecto a su capacidad para crecer.
Algunos investigadores sostienen que las piedras pueden “reproducirse e incluso respirar”, aunque aclaran que estos procesos suceden en una escala micro.
Es más, hasta aseguran que tienen un extraño pulso que puede detectarse utilizando un equipo de alta sensibilidad.
Además, las piedras tienen una capacidad de “movimiento”, ya que se trasladan en promedio 2,5 mm cada dos semanas.
Para los especialistas, una de las razones tendría que ver con el aumento de la masa en un lado, ya que esto generaría que se incline hacia delante toda la piedra.
La gran cantidad de características, la diferencia con el resto de las piedras del mundo, y la ausencia de una explicación científica que responda todas las preguntas que se generan a su alrededor convirtieron a las Trovants en materia de especulación.
Parte de la comunidad considera que podrían ser producto de antiguos terremotos, lo que explicaría su extrañeza.
Mientras para otros, tendrían un origen extraterrestre, llegando al mundo mediante una lluvia de meteoritos única, lo que explicaría sus características extraordinarias.
Más allá de toda especulación, los científicos las etiquetaron como formas inorgánicas de vida.