Greta Thunberg está viajando en barco desde Estados Unidos hacia Europa para participar de la Cumbre Climática de Madrid.
En las redes circula una foto que la propia familia Thunberg divulgó semanas atrás, y que entra en contradicción con su discurso ecológico.
En la imagen, aparece Greta sentada en su casa de Estocolmo con su madre en un sillón de cuero animal y madera refinada que cuesta más de 6.000 euros.
La carísima pieza de mobiliario responde al estilo del diseñador estadounidense Charles Eames, un arquitecto de interiores fallecido en 1978.
Thunberg suele arremeter contra esta sociedad consumista en la que vivimos y ha hecho de su alegato “Escuche a los científicos” a Donald Trump su gran activo para movilizar al mundo en la lucha contra el cambio climático.
Ahora, la fotografía en cuestión, puede ponerla en un aprieto, y ante la tesitura de tener que explicar cómo es posible que lance semejantes diatribas si tiene en casa un sillón cuya cuidada madera requiere la tala de numerosos árboles y la piel del cuero no solo presenta una alta calidad sino que fue elaborada después de matar varios animales.